domingo, 30 de junio de 2013

"La literatura, puente para convocar a los pueblos..."

Entrevista a la escritora argentina Liliana Cinetto

(...)Tengo el gusto de presentarles la entrevista a la escritora argentina Liliana Cinetto, autora de más de cien libros de literatura infantil y juvenil, y de otras obras en distintos géneros; y quien me dejó personalmente encantada de la literatura como una forma de conocer y vivir aquello que nunca hemos vivido, de rescatar nuestros sueños, de ser libres para forjar nuestros pensamientos con sólidos argumentos y de encontrar amigos que por doquier, comparten el gusto por las letras. En suma, Liliana me confirma que la literatura puede ser un puente espacioso para convocar a los pueblos y participar de miles de aventuras y cosas guardada en el corazón del universo. ¿Acaso esto no es globalización?

Por otra parte, la historia que Liliana devana en esta entrevista me confirma cada vez más, que el impulso temprano del hábito de la lectura por los padres a sus hijos, es fundamental para crear lectores ávidos que conviertan la lectura de un hábito a un placer y un estilo de vida diferente. Quizás, no haya un regalo tan valioso y perenne para un niño, como un buen libro, que le lleve de la mano al mundo de la imaginación, donde todo es posible y los sueños se hacen realidad.

Precisamente, esta es una de las característica de esta talentosa y recursiva escritora, quien a poca edad, se convenció que en su casa no había mucho dinero para gastar, pero si se dio cuenta que en la casona donde vivía con sus padres, existía una biblioteca, que paulatinamente se transformó en la puerta mágica para explorar nuevos mundos y los resultados no se dieron a esperar, Liliana, hoy por hoy, es una extraordinaria escritora hecha de poesía, humor, canticos y amor por los libros y la vida, porque a la final, la vida es una poesía que se teje con distintas palabras y a ritmos diferentes, pero poesía al fin. Veamos que nos comentó Liliana en la entrevista a María Publishing, pero antes, debo agradecer públicamente a Liliana por tomar un poco de su tiempo y compartir con nosotros estas anécdotas y vivencias que a leguas, le salen del alama.


1.    Liliana me encantaría que le contaras a los seguidores de María Publishing en Colombia, quién es Liliana Cinetto, dónde naciste y a qué te dedicas.

Nací en el barrio porteño de Boedo, en Buenos Aires, Argentina, donde estudié el profesorado para la enseñanza primaria y la carrera de Letras en la Universidad,  y soy escritora, autora de más de cien libros para niños. También desde hace muchos años cuento historias. pero me dedico solo a escribir.

2.    Liliana cuéntanos un poco de tu niñez y cómo te viste influenciada por las letras desde este periodo de tu vida.
Yo vivía cuando era chica en una antigua casona con una gran biblioteca. Mis padres no tenían demasiado dinero porque mamá era maestra y papá trabajaba en dos lugares. Por eso no tenía juguetes caros, pero nunca me faltaron los libros. Mis padres compraban uno todos los meses cuando cobraban el sueldo y ese nuevo libro se incorporaba a la vasta biblioteca que era además mi lugar preferido. Allí jugaba y leía, leía y jugaba y era tan feliz leyendo que decidí en esa época que iba a ser escritora. De hecho tengo guardada una hojita de cuaderno de tercer grado en la que están escritas mis primeras poesías. Para mí escribir o leer no tenía nada que ver con la escuela. No lo hacía por pedido de la maestra, sino por puro placer. Desde que tomé la decisión de ser escritora, nunca dejé de escribir. En la primaria escribía poemas, en la secundaria empecé a escribir mis primeros cuentos y así seguí hasta que un día publiqué mi primer libro.

3.    ¿Cómo te defines como escritora, como mujer y como madre porque creo que en cada mujer hay una madre en su interior?
Soy muy exigente. Como escritora, como mujer y como madre. Y si no, pregúntenles a mis tres hijos. Pongo mucho amor, mucha pasión y mucha energía en todo lo que hago. No sé vivir de otra manera más que dejando el alma en cada libro que escribo y en cada gesto.  También soy muy cariñosa. Creo que es importante demostrar los afectos siempre.

4.    ¿Cómo te iniciaste en el oficio de la escritura y qué tipo de obras te gusta más escribir, con qué género literario te sientes más cómoda?
Como te dije, escribí toda mi vida. Sin más guía al principio que mi instinto y mis lecturas. Mientras estudiaba Letras asistí a talleres de escritura que me enseñaron secretos del oficio. Allí aprendí a releer, a corregir, a dudar, a reescribir, a cambiar… Y un día publiqué mi primer libro y comenzó una etapa profesional.
Yo escribo poesía, cuento y novela y escribo para todas las edades, incluso tengo un libro para adultos publicado en España porque gané allá un primer premio en un concurso, el Alfonso Grosso. Me gusta variar. Creo que eso enriquece mi escritura, le da aire, evita los estereotipos y la comodidad, siempre peligrosa para un artista. Es cierto que a la hora de elegir, prefiero escribir poesía. Me encanta. Es el género en donde siento que el trabajo de escritura es más artesanal y donde siento que está la literatura en carne viva, en estado más puro porque hay un tratamiento diferente de la palabra. También me gusta escribir novelas porque amo leer novelas supongo. Me gusta eso de sumergirme en una historia, respirar esa atmósfera especial, palpitar ese universo único que uno crea para una novela donde puede detenerse en detalles, en personajes secundarios, en recovecos de la acción… algo que no permite el cuento, el género que me provoca más desafíos, como a muchos escritores, porque lo que prima es la economía de recursos. No debe haber nada de más, todo debe ser en su justa medida, comenzando claro por la extensión.
En cuanto a temáticas, me encanta escribir historias de humor. Mezclar de pronto personajes como monstruos, vampiros, brujas, en situaciones tan insólitas y diferentes como hice en Rap del vampiro, en El espantoso monstruo del pantano, cuyo personaje es un monstruo sí, pero tímido, en La bruja Hermelinda que pierde la memoria, en una obra que ya se publicó en Francia y en Inglaterra, además de Argentina: ¡Mamá, los monstruos! donde brujas, fantasmas, monstruos y ogros no son tan temibles… El humor está presente en toda mi obra, incluso en mi obra poética. Por ejemplo, en “Veinte poesías de amor y un cuento desesperado”, donde el amor se funde con la risa en muchos poemas. O en Problemas en el ropero y otros versos diversos. Creo que el humor es sumamente difícil, pero es maravilloso y verdaderamente abre puertas. Las puertas de la vida, las puertas del amor, las puertas de la amistad, las puertas del conocimiento… Por ejemplo en La tragicomedia de Teodoupoulus Miriniaquis que es una parodia de los trabajos de Hércules el humor me permitió meterme en un mundo como el de la mitología griega, de por sí complejo, y hacerlo accesible para los chicos. O en Monstruario el humor fue un aliado indispensable para encarar una obra con un formato textual enciclopédico, nada interesante para un chico, en el que describo humorísticamente cincuenta personajes escalofriantes que merodean por la literatura invitando además a leer las obras en la que aparecen. Sin el humor no se hubiera convertido en un libro tan atractivo, sino en un mero diccionario. Pero además, en este y en muchos otros casos, el humor, al ser tan democrático, me permite que un libro pueda ser disfrutado no solo por un cierto público infantil, sino por todos, padres, maestros, adultos mediadores… Porque el humor tiene distintos matices que amplían el espectro lector.
Aunque el humor es mi preferido, no solo escribo historias divertidas, disparatadas, desopilantes… También me pongo seria a veces y encaro novelas policiales como El libro perdido, mi primera novela para jóvenes y adultos. O me atrevo al terror como en Cuentos que hielan la sangre y en El pozo y otros cuentos inquietantes. Lo hago porque como te dije, variar temáticas, géneros, registros…me obliga a múltiples lecturas que enriquecen mi escritura.

5.     Háblanos de aquella obra que más te haya impactado por su exigencia o por el significado personal que tiene en tu vida, aunque sé que para los escritores todas las obras son especiales.
No puedo elegir una obra en particular. Estoy orgullosa de todos mis libros. Es como que me preguntes a cuál de mis tres hijos quiero más y los quiero a los tres. Con algunos me llevo mejor que con otros. Con algunos discuto más. Pero el amor es incondicional. Y lo mismo me pasa con mis libros que son, como digo siempre, mis hijos de papel. En cuanto a la exigencia, ha sido la misma para todas mis obras.

6. ¿En qué te inspiras al escribir tus obras?
En todo: en recuerdos, en experiencias, en cosas que me pasan, en cosas que me cuentan, en la vida y fundamentalmente en la literatura. Yo leo mucho mientras escribo. Leo libros relacionados con lo que estoy escribiendo. Si escribo poesía, leo poesía. Si escribo cuentos de terror, leo cuentos de terror. No para copiar ni para imitar, sino para inspirarme justamente. Porque de algún modo lo que leo impregna mi escritura, la nutre, le da aliento… Pero además porque entre las palabras se esconden las ideas. Lo que pasa es que la inspiración es muy caprichosa. Es una creencia que viene del romanticismo literario. Y la verdad es que si uno espera estar inspirado, no escribe nunca. O lo hace muy poco. A veces uno tiene la suerte de sentirse tocado por la magia de la inspiración, pero cuando no es así, hay que reemplazarla con trabajo. Alguien me dijo una vez que, en el oficio de escritor, hay un 10 % de inspiración y un 90% de transpiración. Y bastante de eso hay. Yo escribo todos los días. No todo lo que escribo me gusta, claro. Y tiro muchas cosas a la basura o a la papelera virtual. Pero, a veces, escondida entre las palabras, aparece la idea. Y luego, sólo tengo que tirar de ella, como si fuera la punta de un ovillo. En esos momentos el texto fluye, desbordado e impetuoso como un río de deshielo. Entonces, escribo y escribo hasta que siento que ya no me queda nada por decir. Y empieza la segunda etapa: la más ardua. La de la corrección. No es fácil tomar distancia del texto propio y tener el pulso firme para sacar esto o cambiar aquello. Por eso, yo dejo mis textos un tiempo, antes de retomarlos y corregirlos. Cuanto más tiempo pasa, mejor. Más fácil me resulta corregirlos. Si después de un tiempo, los releo y me gustan, sé que van por buen camino.

7.   ¿Cuál es el mensaje central de ellas?
No hay mensaje en mis obras. La literatura no intenta dejar o trasmitir mensajes. Dice cosas, sí. Nos moviliza, nos hace pensar, nos emociona, nos conmueve… siempre a través de la historia que está contando, siempre a través de sus palabras, de ese modo único de decir que le es propio. Pero no pretende dejar mensaje alguno. Los verdaderos escritores no intentan dar mensajes a través de su obra y aquellos que escriben tratando de dar un mensaje no hacen literatura. Porque la literatura debe despertar en nosotros pensamientos y sentimientos, sí, pero esos sentimientos y esos pensamientos no pueden ser los que propone el autor, sino los que el texto provoca en el lector. Por eso habrá tantos sentimientos y pensamientos como lectores y a la vez serán todos diferentes, porque cada lector es único, irrepetible… Para mí esto es fundamental. En la literatura, y sobre todo en literatura infantil, hay que tener cuidado, sospechar de los que escriben con moraleja,  desconfiar de los que intentan bajar línea…

8.    Liliana como docente y escritora, qué le recomiendas a los padres para que impulsen el hábito de la lectura en sus hijos.
Un lector no se forma de un día para el otro A veces lleva años, a veces toda una vida... No basta con la pura alfabetización que propone la escuela. Para que un niño se convierta en lector (y al decir lector digo alguien que elige leer porque la lectura le da placer, porque los libros le dan felicidad) deberá recorrer un camino más o menos intrincado. Depende de muchas cosas, pero claramente los primeros pasos en ese camino son fundamentales. No será igual la relación con los libros si un niño se cría en un hogar en el que hay libros, si tiene padres que le cantan, le leen o le cuentan historias cada noche, si los libros solo aparecen en su vida cuando llega a la escuela… Lo ideal es que la lectura se convierte para él en una opción y una elección y sobre todo en una pasión y no, en una obligación… Para eso las acciones de los padres son fundamentales.
Para un niño todo lo que comparte con sus seres queridos es doblemente importante. Y aunque la lectura es en esencia un acto solitario, al comienzo necesita del adulto para que le lea, le cante, le cuente… Es fundamental asimismo crear un momento dentro de la rutina diaria donde la lectura esté presente. Un momento donde los poemas, los cuentos, los libros sean los protagonistas. Pueden ser contados, cantados, leídos, narrados…  El ratito antes de ir a dormir es ideal. Se aquietan los ruidos y la noche invita al silencio y a la tranquilidad. Hay que leerles o narrarles desde que son así de chiquititos y enseguidita hay que acercarlos a los libros para que empiecen a formar parte de su vida. Cuanto antes, mejor. Que los cuiden, claro, pero también que los manipulen, los hojeen, los lleven a la cama, los pongan debajo de la almohada, los lean y los relean...
Compartir la lectura con nuestros hijos durante toda su vida es importantísimo.  Por un lado, los chicos necesitan que los acompañemos al principio cuando todavía no leen o cuando se están formando como lectores, pero  es importante también, cuando los chicos ya son lectores, no dejar de acompañarlos: leer los libros que ellos leen, recomendarles otros, intercambiar opiniones... Un simple gesto que demuestra que nos interesa lo que están leyendo.
Y mil cosas más: visitar juntos una librería y demorarse intencionalmente en elegir y compra o ir juntos a una biblioteca para demostrar que el tiempo que se le dedica a la literatura no es tiempo perdido. ¿Qué hacer, si no quieren leer? Leerles o narrarles. No conozco chico por rebelde que sea que se resista a que alguien le cuente una historia.  Hacer acuerdos con los chicos que ya saben leer, pero se ponen vagos. Leer un libro por mes, por ejemplo. Y predicar con el ejemplo. Si los chicos no ven que sus padres leen libros (no diarios ni revistas, libros), si en una casa no hay una biblioteca, si escuchan frases como: "Y los libros son caros...", si uno no está convencido de que la vida sin literatura es más triste y más pobre, si el adulto no demuestra que él también disfruta con la lectura y es un lector empedernido, no podemos pedir un milagro. De todos modos, si uno les ha leído o contado o cantado desde bebés, si ellos han crecido rodeados de libros y de poesías e historias, es difícil que no se conviertan en lectores.

9. ¿Qué obras le sugieres los padres para que le lean a sus hijos?
Para mí, es importante darle un lugar de privilegio a la poesía, género imprescindible que es la puerta de entrada a la literatura. No sólo porque a los más chiquitos les fascina la rima y la musicalidad de las palabras, sino porque su brevedad favorece a los pequeños, que tienen un período de escucha breve y a los lectores principiantes, a quienes a veces desalienta un libro con muchas letras. Tampoco deben faltar los cuentos populares, los tradicionales o clásicos desde Caperucita y Blanca Nieves hasta El gato con botas y Barba Azul. Hay que elegir, eso sí, buenas versiones, versiones cuidadas en las que se respeten los elementos que esos cuentos tenían originalmente. Al ser textos muy conocidos pululan por allí ediciones con textos horrendos que eliminan partes fundamentales de esas historias. No hay que olvidar que todos los elementos de un cuento popular son símbolos, sabiamente acuñados por la humanidad durante siglos que el niño sabrá interpretar y decodificar y que le servirán para espantar sus miedos inconscientes. El adulto no debe asustarse con los cuentos clásicos que a veces le parecen crueles. Para el niño que necesita modelos claros para crecer con una psiquis sana, el cuento tradicional es una fuente de sabiduría ancestral. Yo he hecho versiones de casi todos los cuentos clásicos o tradicionales porque me encantan y creo en su valor, siempre que como digo no se cercenen nada de las versiones originales. Las escribí con mi propio estilo, aguijonándolas en algunos casos, para acercarlas al universo contemporáneo, con toques de humor, como me gusta, pero respetando a rajatabla lo que aparece en las versiones de Perrault, de los Hermanos Grimm, de Andersen…
Por supuesto además de poesía y cuentos populares debe haber textos literarios o sea textos de autor. La oferta de libros infantiles en este momento es variada y hay que ser cuidadoso. Escribir y hacer libros para chicos es algo grande. Por eso es muy importante elegir textos verdaderamente literarios buscando buenos autores de literatura infantil y juvenil y editoriales serias que nos garanticen calidad literaria y libros que responden a los intereses de los chicos en distintas edades. ¡Ah! Y no caer en la tentación de comprar las historias del personaje de dibujitos animados o de la muñeca de moda porque ellos se arreglan solos para llegar a manos de los chicos. Mucho menos como te dije, libros con mensajes o valores. Por último hay que recordar que los chicos pueden y deben leer muchos tipos de textos, pero el texto literario es único e insustituible y no pretende informar ni enseñar ni dejar moraleja, sino abrir ventanas a mundos posibles e imaginarios.

10. Liliana ¿cuál crees tú que es el papel del docente en el siglo XXI, cuáles son sus principales retos?
Creo que los docentes enfrentan en el siglo XXI varios desafíos. La globalización, el uso de nuevas tecnologías y la redefinición del rol docente son solo algunas de ellas. No es nada sencillo. Para mí que además ejercí la docencia, es un trabajo muy arduo, no siempre bien remunerado, poco gratificante en muchos aspectos, maravilloso en otros, cuestionado siempre, infinitamente complicado… Por eso siempre estoy del lado de los docentes. Siempre los apoyo. Creo que a veces están demasiado solos y la sociedad, la familia, el estado les pide que se hagan cargo de todo lo que ellos no hacen. Particularmente, en este sentido, creo que una de las cosas que implica un gran reto para los docentes hoy en día es promover la lectura. Antes eso era responsabilidad solo de las familias. Los chicos se criaban en casas donde había libros, con padres lectores, y la escuela se ocupaba de otras cosas: la repetición memorística de datos, la lectura en voz alta, la caligrafía… Ahora depende más de la escuela que por suerte  crea bibliotecas de aula, planes lectores, propuestas donde el leer por placer encuentra un espacio.

11. ¿Qué mensajes le das a tus pequeños lectores?
En mis libros ninguno. Como persona, que lean. Los libros abren puertas siempre. Uno solo debe buscar aquello que le gusta leer porque como lector tiene derecho a elegir, a cerrar un libro que no le atrae y a buscar otro. Las cosas materiales, los viajes que he hecho, los amigos que conocí y tanto más se lo debo a los libros. No imagino mi vida sin ellos. Soy feliz leyendo y escribo para que los chicos sean felices como yo. Quiero un mundo en el que no falten libros en la infancia. Porque leer nos hace libres.

12. Qué obra u obras colombianas te gustan?
Odio esta pregunta porque siempre me olvido de alguien. Pero si no me queda más remedio que responder, debo decir para empezar que me gusta el gran Gabo, claro. Gabriel García Márquez fue, es y será siempre uno de mis preferidos. Me gustan y mucho también y ya en el campo de la literatura infantil Triunfo Arciniegas, Yolanda Reyes, Ivar da Coll y alguien a quien tuve la suerte de conocer además personalmente, Jairo Aníbal Niño, que me regaló sus libros y me maravilló con su poética ternura. Y seguramente me olvido de alguien y luego me voy a arrepentir de haber respondido esta pregunta que odio.

13. ¿Qué le recomendarías a los escritores nuevos que intentan emerger y publicar sus obras?
Que no se den por vencidos. A Gabriel García Márquez le rechazaron en nueve editoriales Cien años de soledad. Por eso uno debe estar dispuesto a que lo rechacen al menos nueve veces. Pero además deben leer. Y mucho. Un escritor lee más que lo que escribe porque en la lectura aprende, se nutre, crece… Que corrijan lo que escriben. Hasta el cansancio. Una, dos, mil veces… Que jamás se la crean. La vanidad es el peor enemigo de un artista. Uno siempre debe dudar. Y que trabajen. El arte es también un trabajo. Que demanda horas, días, meses, años, una vida…

14. Si tuvieses la oportunidad de cambiar algo en el mundo qué cambiarías.
¡Qué difícil! Cambiaría muchas cosas. La injusticia, el odio, la maldad, la incomprensión, los prejuicios, la intolerancia, la ignorancia, la violencia… Hay tanto que cambiar…

15. ¿Cuál es tu fórmula mágica para alcanzar la felicidad? si tienes alguna fórmula compártela con nosotros.
Vivir cada día como si fuera la primera y la última vez. Tratar de ser feliz con las pequeñas cosas. Perseguir los sueños con ahínco. Y amar. Mucho.

16. Cuando partas de esta vida cómo quieres que te recuerden.

Como alguien que amó y mucho. Que amó la vida. Y que amó su trabajo. Y que amó a los seres que la rodeaban. Y que amó la literatura que es una forma de vencer a la muerte.

17. Qué proyectos futuros tiene Liliana Cinetto para compartirnos.
Ya lo he dicho alguna vez.  Más que proyectos tengo sueños. Son sueños sencillos. Algunos tienen que ver con mis afectos. Que mis hijos encuentren su vocación y logren vivir de ella, como me ocurrió a mí. Que el amor los espere en una esquina de la vida para hacerlos sonreír. Que algún día pueda viajar al pueblo de mis abuelos, en Italia. Otros son sueños literarios. Seguir escribiendo y publicando, claro. Cada vez más. Escribir esa novela para adultos que me ronda desde hace tiempo. Y sobre todo escribir mi mejor página, aquella que me haga para los que me leen una autora inolvidable.(...)
María Publishing
24 de junio de 2013
Fuente: Entrevista a Liliana Cinetto por María Publishing
            http://www.lilianacinetto.com.ar/


martes, 4 de junio de 2013

Autoestima


Qué hacer por la autoestima de nuestros hijos?

por Betty Goldberg




Las investigaciones han demostrado que los niños que crecen con una buena autoestima, crean un concepto de sí mismos favorable que los equipa con las herramientas necesarias para lidiar de manera más adecuada con las exigencias del mundo externo. En este artículo te voy a dar unos consejos muy prácticos y útiles para ayudar a tus hijos a manejar una autoestima adecuada.
La autoestima es el valor que nos asignamos a nosotros mismos y que se relaciona con cuánto nos aceptamos como somos y qué tan satisfechos estamos con nosotros mismos. Esto a su vez se relaciona con el grado en que creemos que tenemos derecho a ser felices y cuánto respetamos y defendemos nuestros propios intereses.
Las investigaciones sugieren que una de las mejores formas de contar con una buena Autoestima es tener padres que la posean y la modelen.
Si además nuestros padres nos crían con amor y respeto; nos permiten experimentar una aceptación consistente y benévola; nos dan una estructura de apoyo con reglas razonables y expectativas adecuadas; demuestran su confianza en nuestras aptitudes y virtudes…. Entonces  tenemos una probabilidad considerable de internalizar (hacer propias) estas actitudes y por lo tanto adquirir la base para una autoestima saludable.
Los niños con una autoestima alta:
Son seguros de si mismos.
Tienen confianza en sus capacidades.
Pueden reconocer sus errores y aceptarlos.
Saben que cuentan con apoyo, afecto y aceptación de sus padres.
Se valoran a si mismos.
Aprenden a defender sus derechos y sus puntos de vista.
La autoestima se desarrolla desde la infancia, primero a través de la relación con los padres y posteriormente con el grupo familiar y social.
¿COMO SE FORMA LA AUTOESTIMA?
Desde la infancia, los adultos podemos nutrir la confianza y el respeto de los niños hacia sí mismos, dependiendo de si los respetamos, les demostramos cariño de forma incondicional, los valoramos y los alentamos a tener confianza en sí mismos.
El desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.
La autoestima, en cualquier nivel, es una experiencia íntima; reside en el núcleo de nuestro ser. Es lo que YO pienso y siento sobre mí mismo, no lo que otros piensan o sienten sobre mí.
¿QUE PODEMOS HACER COMO PADRES PARA QUE NUESTROS HIJOS TENGAN UNA  AUTOESTIMA ALTA?
Comunicar pensamientos y valoraciones positivos.
Evitar comparaciones desfavorables entre hermanos o amigos.
Mostrarles que los queremos y confiamos en lo que dicen y hacen.
Elogiar el esfuerzo y los logros alcanzados por nuestros hijos.
Tener expectativas realistas hacia ellos.
Fortalecer y reforzar de manera constante sus cosas positivas.
¿CUALES SON LOS ERRORES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS QUE  IMPIDEN LA FORMACIÓN DE UNA AUTOESTIMA ALTA.
1. Manejar al niño en función de premios y castigos.
Cuando se maneja al niño con premios y castigos, éste aprende que es valioso sólo cuando hace lo que las demás personas quieren y que para ganar un premio debe ser mejor que las demás personas. Al hacer esto, estamos haciendo que se valore en relación con la competencia con otras personas y no en relación a sus propios logros. Esto lo llevará a hacer las cosas por razones exteriores y no por sus propia motivación.
2. Tener expectativas que no corresponden a la edad o a las características del niño o la niña.
Comparar al niño con otras personas hace que nos formemos expectativas equivocadas. Es importante considerar que cada persona es diferente y tiene ritmos distintos para lograr sus objetivos. Aspirar a la perfección hace que el niño nunca o pocas veces logre satisfacer a los padres.  Ejemplo:  “Ya te salió mejor este dibujo, pero el de tu compañerito estaba perfectamente bien terminado”.
El niño seguramente se sentirá más satisfecho consigo mismo y más motivado a hacer un esfuerzo si se le dijera “Cada vez dibujas mejor, me encanta este dibujo”.
3. Resaltar los errores y no los logros.
Por lo general,  tendemos a hablar de los problemas con nuestros hijos, de los errores que cometen, en vez de hablar de las satisfacciones que nos dan y de sus logros. Por ejemplo, nos fijamos en el juguete que le faltó guardar en vez de felicitarlo por todos los que sí guardó; o resaltamos la materia en la que obtuvo baja calificación en lugar de elogiar el éxito en las otras actividades escolares.       De esta manera “olvidamos” reconocer los logros y le damos más atención y más valor a los fracasos.
RECOMENDACIONES PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS A INCREMENTAR SU AUTOESTIMA
Mostrarles aprecio y reconocimiento por las actividades en que sobresalen y apoyarlos en las que se sientan inseguros o poco aceptados. Esto lo podemos lograr si le enseñamos nuevas habilidades o les mostramos las que ya poseen y no las están reconociendo ellos mismos. Es recomendable reconocer abiertamente su esfuerzo y hablarle positivamente acerca de sus habilidades.
Prestarle atención al niño cuando lo necesite. Se recomienda escucharlos y demostrarles que nos interesa lo que dicen, mirándolos a los ojos y en ocasiones repitiéndoles lo que entendimos para verificar qué quieren decir.
Demostrarles a los hijos afecto con caricias,  abrazos, frases estimulantes como, “ estoy muy orgulloso de ti”  “haz hecho un trabajo magnífico”. Se sugiere hacerlo de manera espontánea y cuando sea real; los niños perciben fácilmente si el estímulo es sincero o no.
Elogiar sus esfuerzos: “Limpiaste muy bien la mesa”, “te quedó muy bien ese cuadro”.
Reconocer sus intentos de relacionarse con las demás personas: “Que bueno que le prestaste tus carritos a Juan”. “Hoy me ayudaste mucho a cuidar a tu hermanito”.
Crear un ambiente donde podamos expresar lo que sentimos, hablando de nuestros sentimientos abiertamente.
Darle pequeñas sorpresas como recaditos cariñosos, un dibujo, una tarjeta de felicitación, etc.
Compartir aficiones e intereses con el niño. Por ejemplo, hacer un deporte juntos, invitarlo a un concierto o simplemente sentarse con el niño a jugar un juego de mesa en familia.
Resaltar sus características especiales: “Eres muy bueno en trabajo manual”, “cuando me ayudas en el jardín las flores se ponen bonitas”.
Aceptar y respetar sus ideas, animándolo para que las lleve a cabo aunque sean diferentes a las nuestras.
Respetar la intimidad de su habitación y permitirle que lo decore como a él le gusta.
Permitirle que cumpla con sus responsabilidades a su manera, para que así descubra por sí mismo sus cualidades y habilidades.
Mantener un sentido del humor ante los errores. Esto nos permite relajarnos y observar nuestras fallas desde una perspectiva más sana.
Permitir que lleve a cabo su trabajo y obligaciones a su ritmo.
Comprender sus fracasos y apoyarlo cuando necesite ayuda. No es necesario ser el mejor o ganar siempre, ni es posible ser perfecto en todo. Por ejemplo: “Esta calificación en tu trabajo nos va a servir mucho, porque aquí tenemos señalado con estas crucecitas lo que debemos repasar para el próximo examen. No te preocupes yo te voy a ayudar".


Publicado en: Estrés y Salud Mental