viernes, 31 de agosto de 2012

AYUDÉMOSLOS A CRECER SIN MIEDO



por  Beatriz Goldberg



           Enfrentar la vida constituye un desafío desde el momento mismo en que llegamos a este mundo. Para que los niños salgan airosos, es preciso prepararlos adecuadamente. Superar con éxito los desafíos que se les presentarán a lo largo de su existencia consistirá en no abandonar la batalla y tener fuerzas suficientes para intentarlo otra vez cuando hayan sufrido una derrota. Para lograrlo, es preciso criarlos sin miedo, capaces de hacerles frente a las circunstancias de todo tipo.
Con las mejores intenciones, los padres temerosos de los peligros de soltarles la mano para que puedan moverse por sí mismos y se independicen pueden generarles miedo, retrasando así su despegue, o bien se lo harán vivir con un plus de angustia.
Es muy importante comprender que, por lo general, los miedos que los padres les transmiten a los hijos son un espejo de sus propios miedos y que, siempre guiados por el amor, pueden resultar siendo protectores en exceso.
El miedo tiene dos caras. Su condición dual está marcada desde el sentido mismo de la definición, “es una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. Dada su doble faceta, no siempre es un sentimiento que hay que combatir porque, en muchos casos, nos permite y les permite a nuestros niños, sobrevivir en un mundo que está lleno de peligros. Este es el lado constructivo, el funcional, el que nos impulsa a evitar acciones y situaciones que podrían poner en riesgo nuestra intimidad física o emocional. Quien no le teme a nada, generalmente, es alguien que, por alguna razón, niega los riesgos que implica estar en el mundo. Tal vez su angustia frente a los peligros es tal que prefiere decretar en su imaginación que se encuentra en un mundo sin situaciones complicadas.
Por eso criar a niños fuertes consistirá en darles las herramientas para que el miedo actúe a modo de alarma protectora y los incite a tomar las medidas necesarias para utilizarlo positivamente. Para que utilicen los temores a su favor y no tengan miedos frenados es importante fortalecer su autoestima desde que son pequeños a través de una mirada positiva, confiando en sus capacidades y creando a su alrededor un clima de confianza que lo estimule a compartir con nosotros sus dudas y temores. Fomentar la capacidad para sobreponerse a los infortunios, que sean capaces de comprender que tienen la capacidad de valerse por ellos mismos. Predicar con el ejemplo- los chicos aprenden de las actitudes, no de los discursos. Inculcarles sentido de la responsabilidad, saber que son responsables y que es preciso hacerse cargo de las actitudes que se tomen. Transmitirles valores morales y espirituales, la riqueza interior es un refugio donde tomar fuerzas para enfrentar los desafíos de la vida. Hacerles sentir que el amor  hacia ellos es incondicional, quien crece en la certeza de ser amado lleva un escudo invisible para salir al mundo y enfrentarlo.


2 comentarios:

  1. Resulta muy difícil ser padres. Nunca se es objetivo porque el elemento afectivo está muy presente, sin embargo hay que intentarlo. hay que superar nuestros propios miedos, inconformidades, frustraciones, para poder educar bien a nuestros hijos, y hacer de ellos personas fuertes y equilibradas...¡difícil tarea, pero no imposible!

    Muy buena la entrada
    Abrazos

    ResponderEliminar